Primer Nivel, La Salve
Su
nombre original es “Salve Regina” en latín es principalmente una
oración de saludo, petición y súplica.
¿Cuándo se escribe esta oración?
Consta por la historia que ya existía en el siglo XI, el vocabulario de
esta oración está lleno de cortesía y galantería del modo de hablar de aquellos
tiempos. Esta oración ha gustado
en todas las épocas por su brevedad y sencillez, por su ternura y profundidad,
en la que se entrelazan de modo admirable la tristeza del peregrino en la fe y
la esperanza del creyente. Sin embargo no se sabe a ciencia cierta si su autor
es de origen francés o español o alemán.
Oración de la Salve
Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito
de tu vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
V.
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¿Cómo
podríamos reflexionar sobre esta oración?
En primer lugar es necesario, dividir
por partes esta oración para poder ir descubriendo aquello que está presente en
cada una de estas afirmaciones.
- saludo: está formado por
abundantes de piropos, que tienen la función de atraer la mirada y ganar la
benevolencia de la Santísima Virgen.
-
Salve: con origen en el latín,
es un saludo respetuoso y familiar al mismo tiempo, y ciertamente, no tan
solemne como la traducción española: “Dios te salve”. Es simplemente un augurio
de buena salud, o de bienestar.
- Reina: es
el primer piropo de la oración. Es verdad que María es Reina, pero no es normal
que un hijo llame así a su madre, esta afirmación va acompañada del
reconocimiento del reinado de Dios sobre la creación, y de saber ver en Jesús,
el rey de nuestras vidas.
- Madre de misericordia: es
tal vez el título más querido por nosotros: Madre. Y además, con un matiz
especial, al decir “de misericordia”. El que suplica quiere salir al paso,
cuanto antes, de una posible objeción, del mismo modo como un niño cuando pida
a su madre algo que quiere y recurre a un rostro tierno, y palabras amorosas,
por esto mismo, es misericordiosa, con nosotros por ser sus hijos.
- Vida, dulzura: del
mismo modo que en la aclamación anterior, estas expresiones son muy tiernas y
cariñosas y nos mueven a identificar a María como una mama llena de bondad.
-
nuestra:
al decir “nuestra” nos indica que cuando rezamos esta oración no nos
presentamos a María como un hijo único, sino junto con todos los hermanos.
Presentación de la súplica:
-
llamamos: es reconocer quien
nos puede brindar ayuda y socorro.
- Suspiramos: indica esa dificultad para respirar
propia de aquél al que le asaltan las lágrimas o una pena muy grande.
-
gimiendo y llorando: describe dos formas de llorar:
ruidosa y violenta una, suave y mansa la otra. No hace falta más introducción
para expresar que el suplicante no es feliz y que se encuentra en una situación
de necesidad.
- los
desterrados hijos de Eva: sin concretar sus penas, las resume
todas ellas en su condición de pecador.
- en este valle de lágrimas: Mientras la montaña
sugiere sentimientos de exaltación, luminosidad y fuerza, al valle, por el contrario,
le acompaña la niebla, la oscuridad, la incertidumbre.
Petición
Antes de hacer la petición, una
última alabanza, precedida de una expresión sumamente coloquial: Ea, pues,
Señora abogada nuestra
-
Abogada nuestra: Es
una invocación que pone a María entre la espada y la pared; la oración continua
diciendo, “vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos”, el suplicante, antes de pedirle a la Santísima
Virgen la gracia que necesita, le pide que le mire, del mismo modo que un
dialogo amoroso esta caracterizado por la mirada entre ambos, bien sea padre o
madre como lo es en este caso.
-
Y, después de este destierro, muéstranos
a Jesús, fruto bendito de tu vientre:
La idea expresa es que nos deje
entrar en el cielo, que nos alcance esa gracia. El suplicante quiere expresar
que a él le interesa es ver a Jesús.
Final
- Oh clemente: invoca la clemencia de María y muy
discretamente hace referencia a nuestra condición de pecadores.
- Oh piadosa: alude a nuestra triste condición de
hombres que sufren.
- Oh dulce Virgen María: sintetiza todos los cariñosos títulos
que se le han dirigido a la Virgen a lo largo de la oración.
Actividad
1.- Realiza un breve
resumen del tema y copia en el cuaderno.
2.-Copiar la oración completa en el cuaderno y aprenderla de memoria
3.-
Comentarios
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios y/o tus solicitudes